23 de noviembre de 2012

Raúl Alfonsín quiso su Ley de Medios pero Clarín se lo impidió... Y después contribuyó a su caída.

Hoy, que estamos a días de que se cumpla el plazo que estipuló la Suprema Corte de Justicia para que entre en vigencia plena la Ley de Medios Audiovisuales de la democracia -y que el Grupo Clarín desafía y anuncia que no cumplirá-, no está de más repasar un hecho del primer gobierno surgido tras el advenimiento de la democracia, en 1983, en esta materia. Desde los medios hegemónicos se trata de circunscribir el tema a una batalla entre un "gobierno autoritario" y un grupo mediático "amenazado en el ejercicio de su libertad de prensa". Pero resulta que ese mismo Grupo tuvo problemas con (les generó problemas a, en realidad) todos los gobiernos democráticos desde 1983, siempre relacionados con su propia pretensión de dominar el mercado mediático y de esa manera aumentar su capacidad de presionar a los gobiernos para fijar las políticas públicas o sacar provecho de ese poder.

Conozcamos en detalle un episodio histórico no muy difundido que ocurrió durante el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando el diario Clarín (todavía no era el poderoso grupo multimedio de hoy) presionó al presidente para lograr beneficios económicos, desvirtuando el juego democrático. Conozcamos la palabra de uno de los protagonistas de ese episodio:



 Moreau cuenta el apriete de Magnetto a Alfonsín sobre la ley de medios.

 "En el gobierno de Alfonsín sufrimos ya estas consecuencias. En aquel momento no existían grupos mediáticos de esta envergadura, pero tuvimos que librar una batalla dura. Yo era presidente de la comisión de comunicaciones y en el año 86, creo, un día recibí un llamado de Magnetto que me invitó a tomar un café. Y me planeó que había que derogar el artículo 45 de radiodifusión. Porque ellos en ese momento estaban queriendo hacerse de radio mitre, y abrir el proceso de concentración de medios, y ese artículo lo prohibía.
Yo lo hable con Alfonsín y nosotros nos mantuvimos firmes en no derogar el artículo 45.
En el año 88 (habíamos perdido la elección parlamentaria del 87) nosotros presentamos un proyecto de radiodifusión el 3 de marzo del 88, que era mucho más restrictivo que éste. Éste establece un tope de 24 licencias, el nuestro establecía un tope de 4 licencias. Y no lo pudimos sancionar porque pierde Cafiero la interna frente a Menem, y ya el Grupo tenía un compromiso de Menem (tanto es así que la primera privatización que hubo en Argentina, apenas asume Menem, no fue Gas del Estado ni Aerolíneas ni YPF; fue canal 13, que se lo dan al Grupo Clarín). ¿Qué hacen? Nos impiden sancionar la ley.  Nosotros mantenemos el art. 45 hasta el día en que se va Alfonsín, y esa es una de las razones por las cuales Magnetto le dice en la cara a Alfonsín, cuando Alfonsín pide apoyo para terminar el mandato porque faltaban seis meses: "No, el obstáculo es usted", empujando esta salida.
Y apenas el menemismo se hace del gobierno, con la ley de reforma del estado deroga, en una ley ómnibus, el artículo 45 y ahí abre el camino a este fenomenal proceso de concentración que termina con doscientos y pico de licencias en mano de un grupo".

Veamos al dirigente alfonsinista contarlo personalmente.
 (Lo transcripto comienza en el minuto 8 del video.)



Pero esta no fue la única oportunidad en que el ex diputado radical contó el hecho:

Moreau: “Hay paralelos en la oposición de Clarín a Alfonsín y al Gobierno”
El ex diputado y ex senador radical Leopoldo Moreau, sostuvo que "hay paralelos" en la oposición que Clarín muestra contra el Gobierno nacional y la sufrida por el ex presidente Raúl Alfonsín durante su gestión.
"Obviamente hay paralelos (en la posición de Clarín tras 25 años). Las batallas de Alfonsín contra la formación de grupos de medios hegemónicos tienen un parangón que hoy libra la democracia para desarmar a esos monopolios, sin afectar la libertad de prensa", dijo Moreau a Télam en un reportaje telefónico.
 El dirigente radical explicó que la "pelea" entre el ex presidente Alfonsín y el diario se debió a las exigencias de los directivos del grupo para que se derogara el artículo 45 de la ley de radiodifusión.
 "Clarín siempre quiso que Alfonsín derogara el artículo y no lo hizo. Por el contrario, envió al Congreso un proyecto de ley de radiodifusión que era mucho más restrictivo que el actual", agregó quien era diputado en ese entonces.
 Moreau señaló, además, que el ex presidente Carlos Menem, al llegar a la jefatura del Estado, derogó el mencionado artículo "y permitió que se crearan los grupos monopólicos que finalmente existieron".
 "Alfonsín pidió, al final de su mandato, que lo apuntalaran para consolidar la democracia, y Héctor Magnetto (hoy CEO del Grupo Clarín) le contestó que el obstáculo para apuntalar al Gobierno era la propia figura de Alfonsín", señaló.
 Además, Moreau afirmó que la Ley de Medios "no impide la libertad de prensa" y aseguró que "la democracia hoy está fuerte y no puede ser amenazada ni desde el poder estatal ni desde el privado".
El periodista Víctor Hugo Morales recordó los duros cuestionamientos que el diario Clarín realizaba al ex presidente Raúl Alfonsín porque no derogaba el artículo 45 de la ley regulatoria de medios, que impedía la conformación de multimedios hegemónicas.
 Al iniciar su programa por radio Continental, el periodista recordó la situación que se planteaba desde fines 1986, cuando las autoridades de Clarin querían eliminar la traba que tenían para adquirir Radio Mitre, y por eso habían comenzado una campaña contra el primer presidente constitucional, luego de la dictadura que tomó el poder entre 1976 y 1983.
 En ese contexto, Morales recordó aquellas palabras de 1987 de Alfonsín donde el ex presidente pedía que "lean el diario Clarín, que se especializa en titular de manera definida como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino".
 El periodista señala que en 1986 "comienza a armarse el grupo con la compra encubierta de radio Mitre y de FM 5 estrellas, que después se denominó la FM 100. En esa época, esta incursión de Clarín en la compra de Radio Mitre estaba atada a la promesa supuesta de Raúl Alfonsín de otorgarle la licencia derogando el artículo 45 de la ley de radiodifusión que prohibía que un medio gráfico fuese dueño de radios o de canales de Televisión".
 Víctor Hugo Morales aclaró que esa información apareció publicada por el gerente de Radio Mitre en la década del 90, Jorge Santos, en una revista, donde decía que "según Clarín, Alfonsín no cumplió con su promesa" y esto hizo "el diario y la radio que ya la tenían, apuntaran con todos los cañones contra el gobierno del primer presidente constitucional después de la dictadura".
 El periodista agregó que "por eso apuntaron de tal manera a Alfonsín y lo voltearon. Después vendrá Menem y les va a dar la tal derogación para que se queden finalmente con radio Mitre".
 Recuerda Victor Hugo Morales que "cuando Alfonsín se defendía sabía perfectamente por qué lo estaban atacando" y se pregunta "¿Qué pasó en los días siguientes? Se lo preguntaron alguna vez? Pasó lo mismo que ahora".
 Y señaló los titulares de los diarios donde Alfonsín critica algunos titulares publicados por Nación y Clarín, y en forma inmediata "apareció ADEPA criticando al ex presidente, pidiendo una nueva ley de radiodifusión que garantice la pluralidad informativa y la eliminación de mecanismos que pueden ser utilizados para la censura". Asimismo, Morales recordó que "la entidad se solidarizaba con los diarios".
 "Ustedes están escuchando lo que ADEPA decía porque a Clarín, Alfonsín no le hacía el gusto de derogarle el artículo 45 para que le blanquearan radio Mitre", explicó Víctor Hugo.
 El periodista señaló "los padecimientos a los que era sometido (Alfonsín) porque no le cedía Clarín, que ahora tiene trescientas señales, en aquel momento era la primera", y se preguntó: "¿Qué no son capaces de hacer por las trescientas que tienen ahora si por la primera estaban volteando un Gobierno que tenía tres años en el poder y que venía de un golpe militar tremendo y luchaba contra los militares, contra la Iglesia, metía el divorcio, contra los sindicalistas que lo acosaban de la peor manera, con paros permanentemente".





Más detalles sobre las presiones del diario Clarín contra Raúl Alfonsín por el artículo 45 y las licencias de medios, entre ellas las ocurridas en plena rebelión carapintada en Semana Santa de 1987. (A partir del minuto 7:20)

Presiones de Clarín al gobierno de Alfonsín. 



Repasemos ahora cuál ha sido la posición del ex presidente Alfonsín frente a los preparativos para la que iba a ser la nueva Ley de Medios Audiovisuales:



Raúl Alfonsín y la ley de medios.

El 5 de diciembre de 2008, la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar) organizó varias mesas redondas para tratar el tema: “Los medios de comunicación y el cooperativismo en 25 años de vida democrática”. Habiendo sido invitado Alfonsín para hacer uso de la palabra en el acto de apertura y como su estado de salud le impidió concurrir, envió una nota dirigida al presidente de Cooperar, Juan Carlos Fissore, cuyo texto transcribiré, porque fija una posición clara y terminante en relación con la ley de Radiodifusión de la época de la dictadura militar:



“Esta vez les voy a fallar y no estaré presente en este acto del cooperativismo. Lo lamento mucho porque, como ustedes saben, siempre he tenido una especial preocupación por la labor que desempeñan estas instituciones. Como ustedes recordarán, en los inicios de mi gestión como presidente de la Nación, en el año 1984, envié un proyecto de ley a la Cámara de Diputados de la Nación para que se modificara la ley 22.285, del año 1980, que discriminaba a las cooperativas para hacer radio y televisión. Mi intención era terminar con esa injusticia nacida en los años de la dictadura militar. Si bien no logré el objetivo anhelado, estoy seguro de que en algún momento se podrá llegar a resolver favorablemente esa discriminación que castiga al movimiento cooperativo. A lo largo de los años, con los cambios de gestión en el ejercicio de gobierno, a veces se avanza y otras se retrocede. Recuerdo con orgullo la creación de la Secretaría de Estado de Acción Cooperativa de la Nación. Creo que fue un acto de justicia que hacía honor a los largos años de lucha que ustedes llevaban a cabo. Lamentablemente, tiempo después se le quitó el lugar que ocupaba y se desjerarquizó a la Secretaría para que fuera nuevamente instituto. Pero la historia, como bien sabemos, no se detiene. Y estoy seguro de que gracias a la labor que ustedes desarrollan, al esfuerzo y a la lucha permanente, en algún momento lograremos recuperar aquella Secretaría que tan bien funcionó de la mano de nuestro amigo, el doctor Héctor Polino. En los vaivenes de la historia de nuestro país finalmente triunfarán las causas justas. Lamentando nuevamente no poder estar junto a mis amigos, les envío mi solidaridad y mi admiración por ese espíritu de lucha que siembre los ha animado.
Un fuerte abrazo, Raúl Alfonsín”.


Su desaparición significa una profunda pérdida para el país y en particular para los integrantes del sector de la economía social, sin fines de lucro, de carácter solidaria, constituido fundamentalmente por las cooperativas y mutuales. Su nombre resonará en cada jornada, en cada acto importante del movimiento solidario, y también estará en el corazón de millones de argentinos que recuerdan su honestidad, su valentía, su coherencia y consecuencia a lo largo de toda la vida.

Texto de Héctor Polino (Ex secretario de Acción Cooperativa de la Nación, ex diputado nacional).


Repasemos ahora otra fuente que recuerda el poco difundido conflicto entre Alfonsín y el Grupo Clarín:
Carlos Ulanovsky escribe en “Paren las Rotativas”:
“Julio Rajneri Ministro de Alfonsín, acepta que tanto en Alfonsín como en buena parte de sus funcionarios existía la sospecha de ver a la prensa como un enemigo de los radicales. “Alfonsín trinaba contra Clarín -dice Rajneri en 1996- pero, ¿sabe en qué se fijaba más? En la intencionalidad de los títulos.”
A propósito de eso hace poco Luis Brandoni señalo: "Alfonsín dijo en un discurso que Clarín tergiversa la información pero las razones eran otras. Clarín hizo una fuerte campaña contra Alfonsín porque no modificó el artículo 45 de la Ley de Radiodifusión".


Repasemos ahora una nota anterior de este humilde Basurero sobre este mismo tema:

"Clarín funciona como grupo de presión."
Los vínculos entre Clarín y el poder político.
Con Raúl Alfonsín, el primer presidente constitucional tras medio siglo de golpes militares y proscripciones, la relación fue más tensa. Clarín quería de él tres cosas: la derogación del inciso “e” del artículo 45 de la Ley de Radiodifusión aprobada por la dictadura, que impedía a una empresa dueña de un diario poseer a la vez una licencia de radio o de televisión; allanado este obstáculo, quería las licencias, respectivamente, de una estación de radio y de un canal de televisión.
Clarín pidió esto a Alfonsín una y otra vez, y, al no obtenerlo, lo presionó de todos los modos que pudo: públicamente, desde el diario y desde asociaciones empresarias que controlaba; en privado, en reuniones con miembros del gobierno, incluso en los desayunos y comidas anuales con el Presidente. Y, por supuesto, con el sesgo de la información que publicaba. (…)
Alfonsín condenó a Clarín públicamente por jugar un rol de “opositor” a su gobierno; amenazó con impulsar en el Congreso un proyecto de ley de medios (de hecho, presentó un proyecto que creaba un Consejo Nacional de Radiodifusión, según el cual los dueños de medios gráficos podrían acceder a licencias de radio y televisión “si se resguarda la libertad de expresión o el pluralismo infomativo en la zona de cobertura”, al que Clarín se opuso y que no fue aprobado); envió a un grupo de inspectores de la Dirección General Impositiva, predecesora de la actual AFIP, a instalarse en Clarín y revisar cada transacción y documento –el grupo permaneció en el periódico… durante tres años–. Magnetto llegó a denunciar que agentes de la SIDE seguían sus movimientos (era cierto). En respuesta, el diario hizo coberturas ferozmente opositoras (no sólo críticas), en especial a partir de 1987. Alfonsín interpretó la cobertura de la crisis económica y social que estalló en 1987 como parte de una maniobra destituyente.
Para sorpresa de muchos, Cafiero perdió ante Carlos Menem, el pintoresco gobernador de La Rioja al que muy pocos –y Magnetto no estaba entre ellos– se habían tomado en serio hasta ese momento.
En este punto, Magnetto decidió asegurarse y se dirigió a todos los candidatos que competirían en las presidenciales del 89 para comunicarles los deseos de Clarín. Menem, persuadido por dos de sus principales asesores, su hermano Eduardo y el mendocino Eduardo Bauzá, de que le convenía tener a la prensa de su lado, envió a Clarín la promesa de que, si ganaba las presidenciales, derogaría el artículo 45 y privatizaría los canales y radios estatales. (…)
El 12 de junio, invitó a Magnetto a su residencia de gobernador en La Rioja. Sin rodeos, le confirmó que privatizaría los canales; le interesaba que Clarín participara.
(…)
En 1992, cuando le preguntaron si se arrepentía de algo, a Menem sólo le vino a la mente haber permitido, con la derogación del artículo 45, que Clarín se convirtiera en multimedios. Para entonces, Menem veía a Clarín no sólo como un adversario político, sino como un grupo de desagradecidos; había confiado en que, a cambio de aquella medida, el diario se mantuviera como su aliado. Pero Clarín –que había adquirido una nueva fuerza, que le permitía sentarse a la mesa de negociaciones con otro peso– pasó de un tibio apoyo a una cobertura crecientemente crítica, en especial de la política económica y de la corrupción, (…).
Cuando advirtió el cambio, Menem decidió combatir a Clarín con la implacable lógica del mercado, que era la marca de su gobierno: alentó la competencia. Impulsó el crecimiento del CEI, improvisado grupo económico que se lanzó a comprar canales de TV y radios nacionales y del interior. Por un momento –aterrador para la cúpula de Clarín–, llegó a ser el más grande del país. Pero su avance se detuvo tan súbitamente como había arrancado, al deshacerse la ilusión de un tercer gobierno consecutivo de Menem, proyecto al que estaba inextricablemente ligado.
Durante el medio mandato de Fernando de la Rúa, no hubo tiempo para mucho. Clarín obtuvo algunos beneficios por los que presionó –ventajas impositivas, la desregulación de la venta de diarios y revistas, entre otros—, pero no llegó a conseguir lo que más le importaba: nuevas repetidoras para multiplicar el alcance de Canal 13. Como al resto de los dirigentes políticos, a los delarruistas les molestaba la prepotencia de los ejecutivos y lobistas de Clarín, que llegaron a enviarles con un motociclista, un viernes por la tarde, el texto del decreto que querían que el Presidente firmara.
La crisis de diciembre de 2001 amenazó con devorar a Clarín. Para sobrevivir mientras renegociaba su deuda en dólares con acreedores externos, logró –con un lobby “intenso”, según admitió uno de los negociadores del grupo– que el presidente interino Eduardo Duhalde y legisladores del oficialismo y la oposición en el Congreso sancionaran una ley de cram down, que impedía que acreedores externos se quedaran con empresas argentinas declaradas en quiebra. La ley fue derogada por presión del FMI, pero Clarín logró que se sancionara otra con el mismo objetivo –llamada “de bienes culturales”–, aun más a su medida que la anterior".

Cristina Kirchner no llevaba cien días en el gobierno cuando se produjo la ruptura, por razones que detallo en Pecado Original. Clarín se alineó con la llamada protesta “del campo”; (…)
Ésta era la situación cuando Kirchner murió súbitamente. Parecía que Clarín había ganado: el día de luto nacional la Bolsa premió al Grupo con una suba espectacular del 49% en sus acciones. En el año subsiguiente, la mayoría de las demandas contra Clarín fueron demoradas en los tribunales y la Presidenta bajó el tono del enfrentamiento público. (…)
Poco después del triunfo de Cristina en las primarias de agosto, que prenunció su cómoda reelección de octubre, un ejecutivo de Clarín me confió, con profundas ojeras, que esperaban lo peor: la enemistad de la Presidenta sólo había crecido y nadie veía una salida negociada. La pelea por la supervivencia sería cruenta. ¿Cómo resistir cuatro años más?
La respuesta parece descansar más en las decisiones que tomen los accionistas de Clarín que en un improbable cambio de posición del Gobierno, que parece haber aprendido, al cabo de la experiencia de treinta años de democracia y de sus propias peripecias, que el juego de la concesión y el chantaje sólo beneficia al Grupo. Clarín ha visto disminuir su prestigio, su dinero y su influencia. ¿Cambiará para sobrevivir? ¿Aceptará lo que parece el resultado claro del enfrentamiento: que el modelo en que basó durante décadas su relación con el poder político ha terminado?
Tal vez los actuales dueños –Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto y, en porcentajes más pequeños, José Aranda y Lucio Pagliaro– ya no puedan o no quieran retroceder. Entonces, será tarea de la siguiente generación –sobre todo de Marcela y Felipe Noble, (…) (se trata de) descubrir un nuevo modelo de crecimiento, o supervivencia, para Clarín.

Le pregunto si algún hecho específico marcó el punto de no retorno en la relación. Dice que el problema principal es que “ellos quieren que los argentinos elijan pero ellos gobiernen” y por eso “viven presionando”. Agrega que “pidieron apoyo para un negocio en el que estaban interesados” y se lo negaron.

–¿Qué negocio era?

–Telecom. Querían que nosotros hiciéramos lobby para que ellos la compraran. La presidenta les dijo que su tarea no es hacer lobby por nadie sino cuidar los intereses de los argentinos. Telecom está en una situación monopólica y tiene que vender. Que le venda a quien le convenga. Pero el gobierno no es empleado de ningún grupo.

–¿Qué respondieron ellos?

–Lo que está a la vista en estos días, esa desinformación permanente, por decirlo con delicadeza.

No obstante lo señalado hasta aquí, esta capacidad de los medios hegemónicos (principalmente el Grupo Clarín) de presionar a los sucesivos gobiernos, no sólo es señalado por ensayistas, historiadores y expertos en medios de difusión, sino por la misma embajada de los EE.UU. en Argentina. Eso fue revelado a través de las filtraciones de los WikiLeaks. Veamos sólo un par de tramos de esos cables traducidos por Basurero Nacional en sus WikiPis:

"Clarín tiene el poder de marcar la agenda política y a menudo se lo define como un grupo con la capacidad de derrocar gobiernos. Esto es cierto al grado que Clarín sigue de cerca el curso de la opinión pública, la que mide de forma continua a través de empresas encuestadoras. Se dice que lo que más teme Kirchner, y que es lo primero que examina cada mañana, es la tapa de Clarín.
Igual que el Presidente Kirchner, lo primero que hace todas las mañanas la Embajada de Estados Unidos es leer la primera plana de Clarín. Dependiendo de cómo se presente cada tema, un titular de Clarín puede desencadenar reacciones negativas.
Aunque la Embajada y Clarín pueden tener una relación espinosa porque el diario no siempre se maneja de la manera responsable que nos gustaría, sí tenemos una sólida relación de trabajo. Nos comunicamos con todos los niveles de la administración, con la participación diaria con los editores de Clarín y los periodistas en relación con las relaciones bilaterales, y los incluimos rutinariamente en los programas de capacitación en los EE.UU. Además de colocar nuestros artículos de opinión, Clarín reconoce que nosotros apoyamos activamente a sus periodistas en su desarrollo profesional.





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