14 de abril de 2016

Para el macrismo, la "fiesta kirchnerista" ya terminó. ¿Comenzó entonces el velorio macrista?...

Desde la asunción del macrismo, aunque muchos de los votantes de Cambiemos no lo hayan hecho con esa expectativa, se ha producido un cambio de modelo económico o de proyecto de país. Este hecho (augurado aquí en reiteradas ocasiones, antes de las elecciones del año pasado) trae como consecuencia un giro de 180º de la mayoría de las políticas llevadas a cabo desde 2003, a pesar de las expectativas de muchos de esos mismos electores. El plan de gobierno de Cambiemos (y del establishment económico, mediático y judicial) necesita indefectiblemente tomar una serie de medidas económicas drásticas que perjudican a la mayoría de la población en los primeros meses, cuando cuenta con el mayor apoyo popular, para tratar de atenuarlos más adelante e intentar un crecimiento de la economía en los años siguientes. Es dentro de este contexto que debemos leer los movimientos de ese establishment en el tablero político nacional contra el movimiento popular que gobernó entre 2003 y 2015. Esos movimientos de piezas tienen como objetivo último desprestigiar, mellar y de ser posible disolver el llamado kirchnerismo, apelando a cualquier herramienta a mano, desde la exageración de la "pesada herencia recibida", desprestigio de sus medidas y funcionarios, hasta la utilización de las acusaciones verdaderas o inventadas contra sus principales figuras. El resultado de esas jugadas pueden o no ser efectivas al final del recorrido, pero serán muy útiles mientras estén vigentes, mientras mantengan en el candelero cualquier tipo de cuestionamiento político de kirchnerismo. Lo que suceda en el final del recorrido de cada una de ellas ya se verá, porque lo que prima para el macrismo en el gobierno es el hoy, el ahora.
Lejos de ser un devaneo político de este humilde servidor público, estos conceptos son compartidos por los mayores editorialistas ex opositores y ahora oficialistas. Hagamos un repaso de sus palabras:


Dijo Julio Blanck de Clarín.

Tarifazo y corrupción K, pan y circo
Bruto tarifazo. Gas, casi 300%. Agua, hasta 375%. Trenes y colectivos, hasta 100%. Subtes, 60%. Nafta, 17% en lo que va del año para el único precio que venía actualizado. Luz, desde febrero, hasta 700%. Los precios son cada vez más nuevos y los salarios se ponen cada día más viejos. La inflación de este mes se proyecta más allá del 5%. La medición de la pobreza hecha por la Universidad Católica dijo que pasamos del 29% que dejó Cristina al 32,5% luego de los tres primeros meses de Macri. Se puede argumentar, con razón, que esta es la parte dolorosa en el proceso para ordenar la economía y ponerla de pie. Suena lindo. Pero son 13 millones de compatriotas pobres. 

Pan no hay. Pero lo que abunda es el circo.
Hace veinte días se produjo un impacto profundo cuyas ondas expansivas no dejan de multiplicarse. El noticiero Telenoche mostró los videos en los que empleados de la financiera La Rosadita cuentan millones de dólares y euros ante la contemplación gozosa de Martín Báez y Daniel Pérez Gadín.

El espectáculo obsceno de la corrupción ocupó la escena.
A partir de entonces, jueces que despiertan de su siesta indecorosa ponen en la mira a los Báez y los citan a indagatoria.
Mirado en perspectiva, todo esto podría ser apenas el principio.
El 13 de abril está citada a declarar Cristina. Parece el destino maldito de los ex presidentes.
A Cristina la va a indagar el juez Claudio Bonadio por el escándalo de la venta de dólar futuro.
El denunciante original fue el actual ministro Alfonso Prat-Gay. Le había apuntado a Alejandro Vanoli, entonces titular del Banco Central.
El juez Bonadio amplió el radio de tiro: incluyó a Cristina y también a quien era el jefe directo de Vanoli: el ex ministro y ahora diputado Axel Kicillof.
Es un hecho político mayúsculo llevar a un ex presidente ante la Justicia. Y aunque llegó prometiendo ser implacable con la corrupción, al gobierno de Macri la perspectiva de Cristina enjuiciada no pareció atraerle demasiado. Le teme a la victimización de Cristina, a que en un pase de magia se transforme de villana en heroína. O será que a nadie le gusta verse proyectado en el hipotético espejo del propio futuro. Pero hubo un momento en que esa postura timorata se modificó.

El escenario económico parece determinar un cambio de conducta.
Sacudiéndose la tibieza inicial, que mereció la inevitable e imprescindible reprimenda pública de Elisa Carrió, el Gobierno empezó a jugar más fuerte. A través de la Oficina Anticorrupción pidió ser querellante contra Cristina en el caso Hotesur.
La petición fue presentada por Laura Alonso, titular de la OA, el jueves. Ese mismo día se anunciaron los muy fuertes aumentos en el transporte y los servicios de gas y agua. Alonso asegura que venía trabajando desde enero en varios temas y que no le había avisado a nadie de su presentación en el caso Hotesur. Pero en pocos días produjo otros hechos remarcables. Consiguió que la Cámara Federal anule el sobreseimiento de Carlos Liuzzi, ex lugarteniente del todopoderoso Carlos Zannini, acusado de enriquecimiento ilícito. Y pidió la declaración indagatoria de Echegaray por su oscura participación en el nunca olvidado caso Ciccone. Alguna mano invisible parece haber abierto esas compuertas.

Un impulso incontrolable hizo mover al Gobierno.
Los embates reiterados de Elisa Carrió venían acumulando carga negativa sobre Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors y señalado como operador de Macri en la Justicia. Carrió insinuó que estaba adormeciendo ciertos casos de corrupción K.
Cuando Carrió sintió que no era escuchada eligió hablar en público sobre el “brutal aumento de tarifas”. Ese mismo día Macri la invitó a Olivos. Y ese mismo día anunció que impulsaría la ley del arrepentido, durante una entrevista con el canal de noticias TN. Carrió ya no criticó el aumento de tarifas y renovó su fe y su alianza con el Presidente. Muchas coincidencias para ser casuales. La ley del arrepentido, asimilación local de una herramienta que está destapando la cloaca en el Brasil de Dilma y Lula, es otra elaboración de la Oficina Anticorrupción. Alonso tenía listo el proyecto y en cuanto Macri habló del tema se lo mandó al ministro de Justicia Germán Garavano. Otra coincidencia temporal.

Tarifazo y corrupción se pueden mirar a través de las encuestas.
En la Casa Rosada evalúan que el respaldo social que tiene Macri, según los sondeos que consultan, permitirá pasar el mal trago de la suba de tarifas y la dificultad para controlar la inflación, sin alterar mayormente sus planes. Dicho de otro modo, que el capital político que el Presidente acumuló en casi cuatro meses de gestión podrá ser invertido en atravesar el cuello de botella económico y social que se anuncia para los meses por venir.
Registra niveles de aceptación cercanos al 60% para la figura de Macri y algo por encima del 50% para la gestión del Gobierno. Estima que los votantes que hicieron presidente a Macri mantienen abierta la esperanza, pero que los problemas de la economía cotidiana le impiden lograr apoyo entre quienes no lo votaron. En ese contexto, se resalta un avance fuerte de la percepción de la corrupción como un problema a solucionar, colocándose por detrás de temas muy instalados como el salario, el empleo y la inseguridad. Visto así, el estruendo del espectáculo de la corrupción podría compensar en parte los desagrados de la economía, al menos por el tiempo que el Gobierno estima imprescindible para iniciar la recuperación.
Sin pan, pero con circo.
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Dijo Nelson Castro en Perfil

Brutal ajuste.
El ajuste ha llegado en toda su dimensión. “Es brutal”, lo reconoció el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo. Y esa dimensión es la que produce desasosiego en la población y genera controversias políticas no sólo entre el oficialismo y la oposición sino también dentro mismo del partido de gobierno. Es lo que reflejaron los altisonantes tuits que Elisa Carrió hizo públicos el miércoles pasado y que impactaron lo suficientemente fuerte al interior de Cambiemos como para que Mauricio Macri la convocara a una reunión urgente en la residencia de Olivos antes de su partida hacia los Estados Unidos. En esa reunión que, según la diputada, fue “dura, franca y divertida”, quien también tuvo un protagonismo importante fue el ex senador Ernesto Sanz. Sanz se ha transformado en un hombre de extrema confianza y cercanía del jefe de Estado. La más importante fue la coincidencia sobre las implicancias negativas que para el Gobierno tendría una ruptura de la coalición. El fantasma de lo que significó para el gobierno de Fernando de la Rúa la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez sobrevoló el ámbito de ese encuentro, en el que se le atribuye a Macri haberle dicho a Carrió que “si nosotros nos peleamos, Cristina se divierte”. Lo cierto es que, tanto el Presidente como Sanz, fueron duros con la diputada, a quien le señalaron que “su boca era más útil defendiendo al Gobierno que atacándolo”.
El asunto que más incomoda al Presidente es el de Daniel Angelici. Nadie atina a saber muy bien cómo ha adquirido semejante poder. Las voces en los ámbitos tribunalicios –sobre todo de los juzgados federales– confirman las gestiones de este abogado de trayectoria poco relevante que invoca transmitir los pareceres y enojos del Gobierno. Quienes tratan de encontrar una explicación a esta gama de conexiones que exhibe Angelici lo adjudican a su condición de presidente de Boca. “Muchos jueces, fiscales y secretarios de juzgados que son hinchas de Boca desesperan por una platea en la Bombonera”, señala un conocedor de esta trastienda inquietante.
Los industriales llevaron su preocupación al ministro de Producción, Francisco Cabrera. El secretario general de la Unión Industrial Argentina (UIA), Juan Carlos Sacco, destacó que “tuvieron una muy buena recepción de la radiografía que le presentaron.
En este sentido, el industrial graficó que “hay unos 39 mil puestos de trabajo en el sector de las industrias electrointensivas que aún no entraron en situación crítica pero que, con los aumentos y otros elementos de contexto, podrían peligrar. Ese elemento de contexto es la crisis económica de raíces políticas por la que está atravesando Brasil. Si no se hace algo para enfrentar esa contingencia, la situación podría empeorar. Si debido a su propio ‘parate’, nuestro principal socio comercial comienza a enviar los excedentes de su producción hacia la Argentina, el problema podría escalar y serían 200 mil los puestos de trabajo que correrían riesgo en la industria”.
En el Gobierno se reconoce toda esta problemática para la que, hasta el momento, no ha ofrecido soluciones.
Ahora se habla de una serie de medidas –incluiría un blanqueo de capitales– en cuya elaboración se está trabajando a toda máquina. El objetivo es reactivar la economía, que atraviesa un período de estanflación. Para ello cuenta con la aprobación de la ley que hace posible pagarles a los holdouts.
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Veamos ahora los argumentos que se utilizan para justificar el ajuste de corte neoliberal que ejecuta el macrismo y las herramientas políticas utilizadas para camuflar las medidas más brutales:




"Fueron muchos años de fiesta y alguien tiene que pagar".
Tras el anuncio en las tarifas del transporte, desde el gobierno nacional respaldaron fuertemente estas medidas. Rogelio Frigerio, ministro del Interior, justificó los aumentos y señaló que es necesario "corregir una distorsión en términos del país federal que queremos construir".
"Fueron muchos años de fiesta y alguien tiene que pagar esta fiesta de no reconocer la realidad", argumentó.
"A nosotros no nos cae en gracia tener que corregir estos precios relativos de la economía, pero fueron muchos años de fiesta y alguien tiene que pagar esta fiesta de no reconocer la realidad", remarcó Frigerio e insistió en subrayar que la Argentina tiene "los precios de los servicios públicos más baratos de toda la región".
Frigerio señaló que un "Estado que está quebrado no puede seguir con esta política de subsidios a las empresas".
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El Gobierno justificó los aumentos y culpó al kirchnerismo.
A partir de este viernes se incrementaron las tarifas de los servicios de gas y agua y el precio de la nafta, y a esos aumentos se les sumará el de los transportes en las próximas semanas. Ello, sumado a la inflación, generó un malestar en el sindicalismo y la población que auguran unos próximos meses complicados para los ciudadanos.
La vicepresidenta en ejercicio de la Presidencia, Gabriela Michetti, aseguró: “El Estado se tiene que encargar de lo que se tiene que encargar, y las cosas que no puede hacerse cargo, porque en definitiva no le corresponde, las tiene que pagar el ciudadano“, expresó. En declaraciones a radio Mitre, la funcionaria adjudicó la situación recibida “al nivel de atraso y de locura, de demagogia y populismo” del Gobierno anterior, y sostuvo que las medidas tomadas son para darle “mayor bienestar” a la gente en el futuro.
Michetti admitió que “son varios los aumentos”, pero dijo que tienen que ver “con una realidad súper especial, que es un Estado que ha desbarrancado absolutamente en sus cuentas públicas, y que no tiene ninguna posibilidad de seguir sustentando los subsidios“.
El secretario de Energía, Juan José Aranguren, defendió el aumento de gas al advertir que durante el kirchnerismo “la tarifa era baja” y aseguró que el objetivo del Gobierno con este incremento es cubrir la demanda con producción local.
“Debido a que la tarifa ha sido baja, ha aumentado la demanda y hoy no la podemos satisfacer con producción local“, sentenció el funcionario en conversación con radio Mitre.
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Dijo Roberto García de Perfil:

ATENUAR EL AJUSTE
Las medidas que vienen.
El mensaje es simple, superficial, primitivo: este gobierno les saca a los pobres para darles a los ricos. Un eslogan vapuleado hace más de cincuenta años que siempre encuentra, como la televisión, un nuevo público. O, al viejo desmemoriado. Ese estribillo para cuestionar las últimas subas en las tarifas públicas sirve a otras estrofas de la oposición populista: se implementa una brutal transferencia de ingresos de un sector a otro para beneficiar a explotadores y exportadores, mineros multinacionales, oligarcas del campo, supermercados concentrados, bancos, etc.
Para responder, desde el lado oficial, no hubo portavoz ni mensaje ni contenido, apenas balbuceos sobre la factura de gas, que es más barata que una pizza o que el transporte cuesta ocho veces menos que un café. Insólita ausencia en un gobierno que se reconoce en el poder por internarse y poblar las redes sociales.
También, para ser justos, esa prédica socorre en el rencor a una vasta mayoría que empieza a padecer el ajuste a fin de mes sin saber aún cuántos meses más deberá someterse a la austeridad o a la carestía, por utilizar otra palabra del siglo pasado.
Es que pocos sospechaban que el gradualismo elegido y piadosamente enarbolado por Mauricio Macri culminaría en dosis brutales, en una mesa de operaciones de guerra. Si los nuevos aumentos son la terapia de grupo, el reparto de grageas y la limpieza de cutis, vaya uno a saber cómo sería el shock traumático, las amputaciones que propiciaban otros funcionarios como variante contraria al gradualismo del ministro Alfonso Prat-Gay.
De paso, también, ocupar a una audiencia ávida con investigaciones, citas judiciales, comparecencias por corruptelas, nuevas leyes contra la venalidad, las policiales del día a día que de las páginas interiores de los diarios pasarán a la primera plana. Por supuesto, se supone que Cristina y sus adláteres contribuirán a ese propósito.
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Elisa Carrió: "No comparto los ajustes brutales en medio de tanta inflación".
"No comparto los ajustes brutales de agua, gas y transporte en medio de tan alta inflación, no se puede ahogar a la sociedad que nos apoya en el cambio", manifestó Carrió en la red social Twitter.
Y agregó: "Es cierto que hay que salir de los subsidios pero ¡no de ésta forma, sin pensar en la sociedad que el solo título del 'aumento' la angustia!"
"Hice todo lo posible para pararlo", agregó la diputada y concluyó: "No pude".
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