25 de noviembre de 2015

Ganó Macri. Perdió Scioli. Triunfó el "modelo".

Cuando los ecos de los festejos de los ganadores del balotaje cesen y los lamentos y reproches de los vencidos se conviertan en reflexión, será tiempo de un análisis más mesurado y objetivo de los resultados de ambas elecciones, las de primera y segunda vuelta.
No obstante, sin apresuramientos ni forzar demasiado conclusiones sobre los resultados, creemos que se puede arriesgar lo siguiente con el escrutinio provisional en la mano y "el diario del lunes": el pueblo, la sociedad o "la gente" (dependiendo del gusto del lector) ha elegido a Mauricio Macri como el conductor del poder ejecutivo nacional para los próximos cuatro años, prefiriéndolo a Sergio Scioli por una mínima diferencia de 2,8% de los votos. Se trató de una elección bipolar donde si el oficialismo obtenía tan sólo un 1,5% más de votos (quitándoselos a Macri) hubiera seguido gobernando después de 12 años. Por lo tanto, podemos afirmar que brilló por su ausencia el famoso y muy publicitado desgaste por la gestión que se le atribuyó por adelantado: de ser así, el triunfo macrista debería haberse registrado en la primera vuelta o en esta segunda pero en una forma abultada. El famoso huracán de cambio macrista terminó siendo una alegre brisa de primavera que efectivamente cambió la conducción del estado pero no logró barrer al modelo. Más adelante veremos por qué lo decimos.
El que lllamamos aquí "voto espanto" funcionó bien, impulsado tanto por la campaña del oficialismo como por la movilización espontánea en las calles, plazas, oficinas, talleres, fábricas como en las redes sociales por votantes del kirchnerismo no militantes, que superaron a los dirigentes, pero no fue suficiente. No obstante, eso no minimiza la derrota de Scioli ni explica totalmente la avalancha de votos inesperados por las encuestas de las semanas anteriores, las que vaticinaban un triunfo holgado de la ola amarilla de "la buena onda" de cambio macrista por entre 4 a 10 puntos.
Por lo tanto, podemos ahora sí preguntarnos si verdaderamente perdió el modelo, como se aventuraron a afirmar los periodistas, analistas, políticos y medios opositores al kirchnerismo. Sostenemos aquí que no, que el ampliamente difundido "modelo" o proyecto político o de país que rigió desde 2003 hasta hoy no sólo fue reivindicado abiertamente por Scioli y no fue impugnado por Massa (que obtuvo alrededor de un 20% de los votos y propuso cambios en el modelo, no su remoción), sino que el macrismo, que en las PASO obtuvo un 24,28% de votos (sumando los de Sanz y Carrió fueron 30%), sólo logró aumentar hasta los 34,15% en la primera vuelta luego de retroceder sobre sus pasos de ocho años de discurso neoliberal de impugnación del modelo kirchnerista (economía de inclusión, un estado grande y presente, una YPF estatal, una Aerolíneas Argentinas estatal, fondos jubilatorios en manos del estado, los nuevos derechos sociales adquiridos en esta década, etc) a reivindicar esos logros recién desde agosto pasado, cuando casi pierde el gobierno de la ciudad. Claramente, los nuevos votantes macristas creyeron ese nuevo discurso de Macri, esa rápida (y probablemente fugaz) conversión desde el crudo neoliberalismo del PRO al actual y sorpresivo neokirchnerismo light de Cambiemos. Se puede argumentar que el próximo presidente camufló durante unos meses su ideología para alzarse con los votos necesarios para ganar las elecciones. También, que el modelo neoliberal enarbolado por el macrismo hasta agosto no contaba con el apoyo popular suficiente como para regir los destinos del país; pero allí apareció la mano del asesor de marketing político de Macri, Durán Barba, quien aconsejó esa brusca mutación que sorprendió hasta a la propia audencia de millitantes PRO en aquellos festejos en el bunker macrista, la que abucheó esa reivindicación sorpresiva del modelo vigente hasta hoy.
Es por eso que podríamos decir que una abrumadora mayoría de votantes (entre los que contamos a ese nuevo porcentaje de votantes de Macri que se sumaron luego de las PASO) plebiscitó el modelo. Sin embargo, esa mayoría no se vio reflejada en las urnas, porque votó en forma dividida al elegir al conductor del modelo, lo que benefició a Macri.

Un tema a analizar en otra oportunidad es por qué ese porcentaje de quienes avalaban el modelo pero lo preferían conducido por Macri, le creyeron esa vuelta de 180° en su ideología, ese giro "kirchnerista"; o si realmente no creyeron o ni se enteraron de que ese giro haya existido, debido a su desinterés o falta de información detallada sobre política. Entonces, la sociedad en su conjunto no lo escogió al kirchnerismo para seguir gobernando al país, pero no le dio la espalda, porque su modelo económico o proyecto de país fue avalado en forma mayoritaria, reconocido como un piso geológico económico-social, reivindicado y considerado algo que no tiene vuelta atrás (concepto éste que la historia argentina desmiente rotundamente).
A su vez, de esa misma elección a presidente surgen los grandes desafíos que debe enfrentar el nuevo gobierno. La vara social y económica del país que deja Cristina es muy alta, la más alta que haya dejado gobierno alguno en décadas. Esa vara es el piso desde el cual el macrismo deberá construir sus logros y cualquier disminución del mismo le será facturada como error o quita de derechos o beneficios, sin importar las excusas que puedan servir para la coyuntura. Y a su vez, ese déficit del gobierno será anotado en el haber de Cristina, quien se convertirá desde el primer día en un faro de referencia política insoslayable, gusten o no sus modos o maneras (criticadas por políticos y medios opositores asiduamente hasta hoy) pero que se desvanecerán en el recuerdo si los ideales y esperanzas populares puestos en el nuevo gobierno no se cumplen.

De ahora en más, Cristina tiene en su haber el crédito de ser la cabeza visible del gobierno que produjo esos avances sociales y económicos, lo que repercute en su alta imagen positiva. Imagen que el macrismo deberá desgastar desde el primer día, con la ayuda de los medios hegemónicos más interesados en demoler el kirchnerismo que en apuntalar al macrismo (en realidad, aprovecharán su apoyo para sacarle concesiones para su propio beneficio, como acostumbraron desde hace décadas).
A su vez, con la derrota de Scioli asoma ahora Cristina Fernández como la referente indiscutible (y que no ha perdido ninguna elección) no sólo del FPV sino de la oposición. Pero cuenta también con la legitimidad y la autoridad de ejercicio que la posicionan como referencia ante cualquier medida del nuevo gobierno. Forzando un poco las similitudes históricas, podríamos decir que Cristina desde el llano ocuparía un lugar político similar al del Perón en el exilio frente a los gobiernos que lo sucedieron. A su caída, le siguieron años de denuncias, calumnias y prédica contra su figura y su gobierno, llegándose a prohibir hasta la mención de su nombre. Sin embargo, tres años después Frondizi tuvo que pactar con él, cuando el peronismo ni siquiera podía presentarse a elecciones, para poder ganar las elecciones a presidente. Y dijimos forzar la similitudes porque las circunstancias históricas son bien distintas, Cristina no está exiliada, su voz no está prohibida ni prohibido su partido, pero como Perón en su momento, el próximo espacio opositor no cuenta con un referente comparable a ella, y además su espacio detenta la primera minoría en diputados, mayoría y quorum propios en senadores y gobierna la mayor parte de las provincias. Ella se constituye en el significante de un modelo de gobierno o proyecto de país conocido, probado, con sus pros y sus contras pero que sacó al país del marasmo económico y el caos social post 2001 y lo llevó a estos 12 años de crecimiento continuo con recuperación política y social evidente, y cuyos logros fueron reconocidos últimamente por el mismo Macri, forzado por la opinión mayoritaria de quienes terminaron siendo sus votantes.
El kirchnerismo se constituye, de esta manera, en la expresión más exitosa del peronismo desde 1955, lo que lo coloca en la pole position para cualquier próxima elección. El tiempo colocará a esta experiencia de gobierno en el lugar que se merece, más allá de las opiniones que se deslicen hoy, inmersas en el barro de la cotidianidad, del debate político del día a día y que soslayan el marco de época de un gobierno. Lo mismo sucedió con el gobierno de Perón, pero también con el de Alfonsín, ambos fueron reivindicados en distinta medida con el transcurso de los años por quienes se opusieron a ellos contemporáneamente.


Macri deberá hacerse cargo de sus promesas de cambio y de las promesas de continuidad que sugirió, o de las expectativas populares que despertó. Debe satisfacerlas desde el primer día. Consolidar los logros, derechos y mejoras nuevas encarnados en Cristina (que el kirchnerismo neokeynesiano ya convirtió en sentido común de la sociedad) pero con ese neoliberalismo macrista que está en su ADN, que a su vez desestima y que aborrece los métodos y medidas que las propician.
El macrismo recibirá una herencia económica y social enormemente propicia para mejorar las condiciones del país y su población. El desempleo más bajo en tres décadas, un salario real recuperado, al igual que las jubilaciones y pensiones, una inflación en baja desde hace más de un año, un PBI en crecimiento, un consumo en alza, una cobertura previsional envidiable para la región y gran parte del mundo, un país desendeudado, calles en paz, sin conflictos sociales, con los ferrocarriles totalmente renovados, un desarrollo científico y tecnológico envidiable y demás ventajas especificadas por Basurero Nacional aquí, más aún si se la compara con la que recibió el kircnerismo en 2003 o las recibidas por Alfonsín, Menem, De La Rúa o Duhalde.

[Una actualización oportuna de estos datos ( a cuenta de las excusas ya evocadas por el macrismo para justificar las primeras medidas cruentas que anunciará su gobierno: los remanidos "cuatro años sin crecimiento" y una "inflación incontrolada")  la podemos encontrar aquí.]

Sabemos que el macrismo nunca se presentó como el garante de la continuidad del modelo económico que rigió entre 2003 y 2015, si no que recién en los últimos meses reconoció (apremiado por una escasa fuerza electoral para llegar a la Rosada) sus principales logros. Y dejó entrever o sugirió oportunamente a la ciudadanía que no los perjudicaría, que los protegería, que nadie perdería lo que tenía. Por eso un importante porcentaje de electores que no lo votaron en la primera vuelta decidieron acompañarlo en la segunda, tomando esa promesa como confiable. Sin embargo, el neoliberalismo del PRO-Cambiemos no parece ser el mejor garante de continuidad del modelo, ya que su visión, sus objetivos económicos y sus herramientas van en sentido opuesto a ese piso de logros y derechos alcanzados en esta década. Ésta es la principal contradicción entre el resultado del balotaje y lo que atisbamos que podrá suceder durante el próximo gobierno. De ocurrir esto, los resultados de las próximas elecciones generales dependerán de la interpretación que el pueblo haga de esto. Pero esa ya es otra historia...

Finalmente, y a manera de recordatorio histórico de aquella época (que viene al caso, aggiornado a estos tiempos por supuesto, y que interpela a muchos argentinos), podemos agregar que en una oportunidad durante una conversación en la que el ex presidente Perón, ya exiliado, discurría sobre lo que podría suceder con el gobierno de facto que lo sacó del poder en 1955 y con su movimiento político. el líder en el exilio afirmó:
"Si tenemos razón, volveremos y si no tenemos razón, mejor que no volvamos".
Las épocas y los contextos históricos son bien distintos, pero las circunstancias políticas no dejan de ser comparables.


19 de noviembre de 2015

"Que 20 años no es nada...", 1995-2015: libertad de mercado vs estado de bienestar.

"Este asunto está ahora y para siempre en tus manos, nene".


(Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota)

Quienes peinamos canas, en estos días de debate electoral  vivimos una especie de dejà vú, no por los protagonistas de las fórmulas electorales en disputa para gobernar en los próximos cuatro años, sino por el clima de época que ha resurgido en estas semanas y la oposición entre proyectos de país que representan cada uno de ellas. Tanto los temas que se debaten como las medidas de gobierno que han sido puestas en el candelero mediático pero que también se replican en las discusiones domésticas, en los hogares, las oficinas, los talleres, los bares o en cualquier charla entre amigos o conocidos, son los mismos que se debatían hace veinte años (por poner una cantidad simbólica, tanguera) en los mismos lugares. Tópicos que habían sido abandonados luego del estallido del paradigma neoliberal en 2001.
Ese tipo de debates que creíamos haber saldado en estos quince años de vigencia del paradigma neokeynesiano que superó el anterior, no sólo suturando las heridas y grietas sociales abiertas por el neoliberalismo, con su rosario de desocupados, pobres y excluidos sino también las económicas, al reabrir las miles de pequeñas y medianas empresas cerradas en los noventa. La disyuntiva entre acudir o no al FMI para pedir financiación, aceptando las conocidas recetas recesivas que condicionan esos préstamos, o la liberación del dólar al juego del mercado, o la liberación indiscriminada de importaciones, la quita de retenciones a las exportaciones, el rechazo a los acuerdos de precios, o propugnar el recorte del gasto público, el achicamiento del estado, la posible entrega de la conducción de YPF a voceros de la lógica de la libre empresa, el cuestionamiento al funcionamiento de Aerolíneas Argentinas en manos del estado por motivos economicistas, la entronización de la deidad del "clima de negocios" o del "mercado de capitales" extranjeros, la posibilidad de retornar directa o indirectamente la administración de los fondos jubilatorios a manos privadas, el bregar por el acercamiento a la órbita de los EE.UU. y sus acuerdos económicos de mercados en común (tipo ALCA) o, peor aún, a sus alianzas geopolíticas en tiempos revueltos como los actuales, no hacen más que resonar en nuestras mentes todo lo vivido en los dramáticos años noventa.
Se trata ni más ni menos que el resurgimiento del neoliberalismo, del Consenso de Washington, representado y llevado a cabo en nuestro país por el menemismo, aunque ahora en forma más cruda y explícita por los mismos personajes (personeros) de entonces. Se trataba de la antinomia global entre "estado de bienestar" (welfare state) vs neoliberalismo o monetarismo (la famosa teoría del derrame), la que regía tanto en los debates políticos como en la práctica política de entonces. Y decimos explícita porque ese paradigma, ese proyecto de país llegó al gobierno en aquellos años mediante subterfugios, engaños, disfrazándose de populismo peronista, embanderándose en el "cambio" frente a un gobierno caracterizado como del pasado, y prometiendo una "revolución productiva" y un "salariazo". Ese gobierno que el menemismo ascendente se postulaba para reemplazar, había fracasado en su intento de reparar el estado de decadencia, violencia y tragedia social y humana que había reemplazado. Fracasado no en materia de democracia o derechos cívicos conculcados en los años setenta, sino en materia económica. Pero una vez en el gobierno, el menemismo triunfante reveló su verdadera cara neoliberal y de alineamiento con los grandes poderes globales, y la más cruda economía de libre mercado se hizo cargo del país, con las trágicas consecuencias por todos conocidas.
Pero esta última afirmación merece ser puesta en cuestión, ya que, como decimos al principio, estamos viviendo un dèja vú de temas que el país regurgita veinte años después como si nada hubiese pasado. Aquellas medidas escondidas en la campaña electoral del menemismo reaparecen hoy embanderadas en el macrismo. Un macrismo que, no obstante esbozar un relato edulcorado, optimista, casi de autoayuda (en boca de una especie de imitador pagano de un pastor evangélico de TV) en actos públicos, eslóganes y propaganda política, en reuniones públicas menos difundidas por los medios masivos, tanto sus voceros económicos como el propio Macri difunden las medidas de gobierno que planean tomar en un probable gobierno macrista.
Esas propuestas, conocidas por quienes hemos votado ya en varias elecciones presidenciales, son hoy debatidas abiertamente y presentadas como innovadoras, en esta "revolución de la alegría" que la alianza Cambiemos ofrece en esta especie de "relato populista de camaradería y autoayuda" que invade los medios de difusión y actos partidarios. En pocas palabras: lo que el menemismo ocultaba o camuflaba para seducir a los votantes y alcanzar el gobierno, el macrismo lo eleva a propuestas salvadoras de una supuesta crisis terminal que la más pedestre realidad desmiente rotundamente.
Objetivamente, la situación social y económica del país no es para nada similar a la de aquellos años donde el menemismo parecía venir a salvar a la patria decadente de los ochenta; más bien es la opuesta, luego de doce años de crecimiento económico ininterrumpido, de restitución de derechos y el logro de nuevos derechos humanos y sociales de este siglo. Todos los índices que lamentablemente crecían en aquellos años de deterioro constante (pobreza, indigencia, desocupación, deuda externa, etc.), hoy bajan; y todos los que trágicamente bajaban entonces (salarios nominales y reales, jubilaciones y pensiones, PBI, consumo y mercado internos, distribución de la riqueza, población de clase media, etc.), hoy aumentan.
Más aún, en los años noventa era común hablar de la pesada herencia recibida del gobierno anterior, lo que era palmariamente comprobable en cada hogar, en cada fábrica o taller, en cada comercio, bar o restaurante, en cada calle. Por el contrario, cuántos gobiernos a punto de asumir desearían encontrarse con la herencia que dejan estos doce años (ver los detalles de esa herencia aquí).
Esta paradoja histórica, este contrasentido de votar por un modelo ya probado como dañino puede concretarse en la noche del domingo si la mayoría del pueblo decide optar por esta especie de menemismo redivivo, protagonizado por Mauricio Macri y sus aliados, en cuyas filas militan y pueden llegar a puestos relevantes quienes llevaron a cabo aquellas transformaciones económicas y sociales que tantos males trajeron hasta estas costas. Un espacio político que pretende restaurar la políticas de una "economía de libre mercado" que fracasó y fracasa no sólo aquí sino en todos y cada uno de los países donde rigió, como por ejemplo, además de Argentina, en las actuales España, Grecia, y que acaba de alcanzar en pequeñas dosis al gobierno de Brasil, que este año ha aplicado esas mismas recetas (devaluación y ajuste) y su economía no deja de caer y aumentar la desocupación y disminuir el salario real.
No por nada el equipo económico del macrismo es elogiado por el adalid y padre de la economía de aquella década trágica: Domingo Cavallo (ver detalles aquí).
Es por eso que a quienes en aquellos agitados años de decadencia argentina debatíamos, muchas veces en minoría, contra los argumentos de aquel relato globalizador, aquel ensueño de un "economía popular de mercado" o populismo de mercado (populismo en el sentido caracterizado por Ernesto Laclau) de raigambre neoliberal, nos sorprendemos hoy por estar asistiendo a aquellos mismos debates que creíamos superados; los que retornan esta vez enfrascados en la disyuntiva entre dos nuevos "relatos" (en su verdadero sentido) contrapuestos: el del kirchnerismo o populismo neoperonista, neokeynesiano o neodesarrollista y el del PROpulismo o populismo de autoayuda, voluntarista o "apolítico" pero neoliberal.
Este contrapunto de proyectos o modelos podemos caracterizarlo también en su vertiente económica como "teoría del derrame" vs "distribuir para crecer".
Queda para otro momento un debate sobre las causas profundas que nos han traído hasta aquí. Pero es necesario afirmar hoy, ante esta disyuntiva que, al contrario de la opción elegida en aquellos tumultuosos años de decadencia y grietas sociales, de cortes de rutas y criminalidad en ascenso, cuando la sociedad escogió un proyecto de país que fue traicionado por el espacio político vencedor  al adoptar y aplicar el contrario (aunque las urnas ratificaron el rumbo en 1994, cuando sus consecuencias aún no habían llegado a todos), esta vez las medidas económicas y sociales perjudiciales, el proyecto de país que las contiene y los hombres que la llevarían a cabo no sólo no son ocultados o camuflados sino que son reivindicados y expuestos en la primera fila de la campaña. 
Es por eso que esta vez la decisión será tomada en forma verdaderamente libre, frente a un panorama cristalino, donde ambos proyectos están claros, expuestos abiertamente y sin tapujos. Esta vez, no habrá excusas posteriores válidas para justificar un voto equivocado. Más aún, no será una equivocación ni un engaño precisamente, ya que las consecuencias de la aplicación de ambos programas de gobierno pueden comprobarse en nuestro país y en nuestro tiempo; porque todavía somos muchos los argentinos que vivimos aquella década perdida que estamos vivos y recordamos. Y también estamos accesibles para aquellos más jóvenes que no la vivieron y duden y estén interesados en conocer de qué estamos hablando. Y también todos nosotros, quienes vivimos los noventa y quienes no, sí vivimos esta década de resurgimiento desde las cenizas de aquel 2001.
Por eso, esta vez no habrá dirigentes o poderes establecidos, ocultos o mediáticos a quienes echarle la culpa a posteriori de una mala elección presidencial, no ya de diputados, senadores, gobernadores o intendentes. Estamos hablando de elegir a la persona o proyecto de país que queremos para los próximos cuatro años. Tanto el acierto como el error será todo nuestro. Y la sociedad ya está suficientemente informada y madura como para escudarse en un chivo expiatorio para lavar culpas propias por decisiones erradas en momentos límites como el actual.
Ya no hay grises ni espacios tibios donde refugiarse, como en todo balotaje hay dos opciones (como dijimos aquí): Scioli presidente, Macri presidente.
Tanto el pueblo como el voto son libres y soberanos, pero la responsabilidad es individual y no transferible. Sepamos asumirla todos y cada uno de nosotros. En ello va la suerte de nuestro país para la próxima década... o los próximos veinte años, que no son nada pero en ellos se desarrollará nuestra vida.

Esperando que no se haga realidad la letra del tango Volver de Carlos Gardel:


Sentir 
que es un soplo la vida 
que veinte años no es nada 
que febril la mirada 
errante en las sombras 
te busca y te nombra. 
(...)
Tengo miedo del encuentro 
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida. 



Basurero Nacional.






17 de noviembre de 2015

Apagar el fuego con nafta, esto sí que es un "cambio" macrista.

¿Devaluar y liberar importaciones, exportaciones y precios para combatir la inflación?
La columna vertebral de los argumentos del macrismo para justificar las polémicas medidas de ajuste económico que proponen los economistas de Cambiemos para su posible gobierno es la "lucha contra la inflación" y el impulso al crecimiento del país.
Argumentan los economistas del macrismo que la inflación actual es incontrolable y que hace 4 años que el país no crece, por lo que sería necesario tomar esas medidas drásticas. La receta macrista comienza con una gran devaluación (40; 50% o más, según el vocero económico macrista que se escuche o, si hacemos caso al dueño del Banco Macro, 100%, con el dólar llegando a $20) debido al abandono del que llaman "cepo al dólar", y sigue con una apertura de importaciones y exportaciones, la liberación de precios y demás medidas de tinte neoliberal.
Sin embargo, hay un detalle que no se ha puesto en relieve lo suficiente sobre estos argumentos: cómo se están comportando la inflación y el PBI en estos últimos años. ¿Es correcto su diagnóstico? ¿Surtirá efecto su receta? Veamos.

Para analizar la inflación tomemos los índices tanto de la agencia de estadísticas del estado nacional (gobernado por el kirchnerismo) como de las agencias de los gobiernos provinciales de la oposición: de la ciudad de Buenos Aires (gobernada por el macrismo) y de las provincias de San Luis y Neuquén, y del polémico índice llamado "Índice Congreso", patrocinado por la oposición al kirchnerismo, publicitado mes a mes por la diputada del PRO, Patricia Bullrich.
Y para averiguar si el país (su PBI) crece o no, veamos lo que dice el propio Banco Mundial, independiente tanto del gobierno como de la oposición.

Vayamos ya a los fríos números:


Repasemos la evolución de la inflación en los últimos tres años según el nuevo índice del INDEC (IPCnu) junto con las estimaciones de los institutos estadísticos de provincias opositoras al gobierno nacional (San Luis, Neuquén, Ciudad Autónoma de Buenos Aires):



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Para ser más precisos, veamos en detalle lo que dice el instituto estadístico del mismo macrismo (CABA), quien propone esta receta:


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Y ahora veamos lo que dice el llamado "Índice Congreso" o "índice Bullrich" (por Patricia Bullrich, diputada del PRO), tan falto de explicación metodológica como polémico:


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Como hemos visto, en todos los registros de la evolución de la inflación se observa una fuerte suba luego de la leve devaluación de enero de 2014 que el gobierno se vió obligado a hacer contra su voluntad a causa de la última corrida cambiaria que tuvo, que fue de 18,63%, llevando al dólar de $6,9 a $8. Sin embargo, luego de que se pusieran en funcionamiento las medidas antiinflacionaras del gobierno (Precios Cuidados y demás) la inflación está en una espiral descendiente desde entonces, como lo indican todas las mediciones, oficiales y privadas.


Veamos ahora si el país no crece desde hace 4 años, como sostiene el macrismo. ¿Qué dice el Banco Mundial sobre el PBI argentino desde 2006 hasta 2014 (último año computado)?



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Ante este panorama de inflación descendiente y crecimiento del PBI argentino, aparece clara la falsa receta macrista: ¿por qué razón ahora habría que devaluar fuertemente (de $9,50 a $15 ó $16, es decir devaluar un 40% ó 50% o más) para "combatir la inflación"? ¿Combatirla generando una súper inflación, y en un sólo día?
¿Y qué pasará si además se suma la liberación de importaciones y la quita de retenciones a los productos alimenticios, con su consecuente aumento de precios? ¿Quién controla esa sinergia inflacionaria autoprovocada? ¿El mercado...? ¿Seguiremos creciendo a pesar de la crisis mundial o nos acoplaremos al poderoso tren que retrocede...?
¿O no será como señalan muchos economistas heterodoxos, que el resultado deseado es la caída de los salarios y la reducción del mercado interno, es decir: enfriar la economía, aumentar la desocupación, etc.; lo que popularmente llamamos ajuste? El objetivo más probable parece ser replicar la vieja receta del FMI que tanto conocemos, aunque no todos porque, como dice la politóloga Mirtha Legrand ante las repeticiones de conceptos o noticias: "el público se renueva"... y vota sin tener que recordar...






Fuentes utilizadas:

Inflación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Índice Congreso
Crecimiento PBI argentino Banco Mundial

El macrismo asegura que devaluar un 50 ó 60% no producirá inflación y deterioro del salario. ¿Es creible?

¿Qué opinan de Macri, el macrismo y sus propuestas los opositores al kirchnerismo?




13 de noviembre de 2015

El macrismo asegura que devaluar un 50 ó 60% no producirá inflación y deterioro del salario. ¿Es creible?

Todos los referentes del macrismo o Cambiemos aseguran, juran y perjuran que la devaluación del 50 ó 60 % que se disponen a hacer (en caso de ser gobierno) a partir del 10 de diciembre con la liberación del que llaman "cepo cambiario" no se va a trasladar a precios.
Sin embargo, tanto Scioli como sus economistas aseguran que eso representa una megadevaluación, que ocasionará inmediatamente una gran inflación, mucho mayor que la actual. Lo mismo aseguran los economistas del massismo (aquí  Roberto Lavagna). Es decir que, entonces, para solucionar el problema inflacionario lo multiplicarían hasta límites insospechados, lo que traería una caída del salario real de la población, algo que ya ha sucedido en muchas oportunidades en Argentina.
Sin embargo, los dos mayores referentes económicos del macrismo (Prat Gay y Melconian) siguen asegurando que la megadevaluación que proyectan realizar no afectará a los precios ni producirá una fuerte inflación. Más allá de la larga y penosa experiencia que tenemos en devaluaciones y las bajas de salarios (suficiente para desconfiar de semejante aseveración), démosles en principio crédito a esos referentes macristas y revisemos su trayectoria en materia de avisorar o pronosticar lo que va a suceder en la economía argentina en el corto y mediano plazo. De eso se trata esta nota.



Empecemos analizando al de más larga trayectoria, Carlos Melconian, que fue funcionario en el Banco Central durante la última dictadura, cuando el presidente del mismo era Domingo Cavallo, que luego de apoyar la gestión del mismo Cavallo durante el gobierno de la Alianza de De La Rúa, pasó a ser candidato a ministro de Carlos Menem en 2003. Luego fue candidato a senador por el PRO y ahora suena como uno de los probables ministros de economía de Macri.

¿Qué predecía Melconian para el año 2010?

El 14 de diciembre de 2009 le dijo a Clarín puede ser que en 2010 crezcamos al 3 por ciento, porque las condiciones internacionales nos favorecerán. Pero a la hora de mirar el mediano plazo, soy pesimista. El modelo está agotado”. 

2 de marzo de 2010.
Las consecuencias concretas de esta regresión en materia de inflación e impacto sobre la gente estarán dadas por la magnitud del agujero fiscal y por la emisión monetaria que genere.
Por eso, conceptualmente, queda ratificado que la macroeconomía argentina está entrando en una regresión ochentista.
En 2009, el ochentismo asomó. Este será el año de la regresión completa, porque el agujero fiscal en pesos y en dólares es más grande y sigue sin haber financiamiento genuino disponible. El sector público utilizará al máximo la asistencia del BCRA y eso dejará las consecuencias mencionadas.


Finalmente, contrariando las predicciones de Melconian, el PBI de Argentina en 2010 creció 9%; el estado tuvo un superávit fiscal del 3%, y el desempleo bajó al 7,8%.


Veamos ahora qué decía para 2012.

5 de enero de 2012
“En 2012, ante la ausencia de superávit fiscal y con una inflación de dos dígitos, la Argentina no va a poder adoptar políticas fiscales y monetarias contracíclicas”, dijo el economista Carlos Melconian, director de M&S Consultores. “Con los recortes de los subsidios y la revisión anunciada de los sueldos de los empleados estatales, más bien parecería que se está yendo en el sentido contrario”, añadió.

6 de enero.
Por otra parte, afirmó que "el folclore de arrancar por Barrio Parque, Belgrano y los bingos, es folclore". Y que "si el ajuste va a descansar en que las cifras del gasto público van a cerrar por eliminación de subsidios, eso es imposible".

"El valor exportado del sector primario, que ha sido la columna vertebral y el puntal de este período histórico, ya aunque llueva, será menor al del año pasado", afirmó.

12 de enero: de 2012
También está la vieja idea madre, enterrada hasta por las modernas izquierdas de la región, del "modelo de sustitución de importaciones". La verdad es que estos conceptos no han reflotado en el mundo, sino que han muerto. Por eso, estas decisiones de verdadero control en 2012 son realmente inéditas. 
Por lo tanto, "la madre del borrego" de esta decisión, ahora formal en materia de importación, se inscribe dentro de la lógica de la medida más relevante del último tiempo en materia macroeconómica, que fue la vuelta al control de cambios el 31 de octubre. Ese fue el verdadero mazazo, que cambió todo en materia de política económica. 
En números, presuponiendo que la drástica medida del 31 de octubre congela o lleva casi a cero cualquier ingreso neto positivo de capitales o financiamiento genuino a la Argentina (...) Dado este diagnóstico, está claro que el conjunto de medidas cambiarias no sólo no recuperan la desconfianza, sino que la profundizan. De allí la irreversibilidad del proceso, y que puedan esperarse decisiones de control adicionales, propias y hasta lógicas de los 70 y los 80. 

3 de marzo de 2012
Independientemente de la definición exacta, 2012 será nuevamente un año de agujero para el fisco. 
Modificar la Carta es un retroceso muy grande. En el mismo sentido, el objetivo de la llamada "sintonía fina" oficial no es equilibrar, sino evitar que el desajuste que menciono no se vaya de cauce.
En lo local, no queda claro el rumbo del poder adquisitivo. Por el recorte de subsidios va a caer, pero por negociación salarial, los sueldos van a ir bastante arriba de la pretensión oficial del 18% de aumento. 
El año andará entre un positivo muy moderado y signos de estancamiento. 

18 de abril  de 2012
(…) la confirmación por parte del economista de que Argentina atraviesa por un período de suba de precios con desaceleración, lo que se traduce en términos económicos como estanflación. 
La suba de precios no baja y la economía desacelera, son fenómenos estanflacionarios que se verifican, es lo que hay”, sentenció.

Sobre YPF.
En relación a la estatización de la empresa petrolera, advirtió que aquellos privados que quieran invertir no conoce bien cuáles son las reglas de juego en Argentina. “No habrá un boom de inversores interesados”, adelantó. 

(Se ve que las petroleras Chevron y Bridas no le hacen mucho caso a Carlitos... por eso se asociaron a la petrolera nacional para explotar el subsuelo.)

9 de mayo de 2012
Durante su exposición, el economista aseguró que “si se sigue 'pisando' la importación, vamos a una recesión”. "La crisis no es nueva, estaba vigente incluso cuando se votó en octubre y obligó a tomar decisiones, como el control de cambios y la reforma de la carta orgánica del Banco Central. Hoy estamos en desaceleración con inflación", sostuvo, crítico al gobierno.
"Pretender acotar la importación es incompatible con la pretensión de crecer. Si se sigue pisando la importación vamos a una recesión. Innecesaria" afirmó. 




Lamentablemente para Melconian, un análisis final de la economía argentina en 2012 refuta todos sus pronósticos:

El nivel de reservas de la Argentina es de 47.000 millones de dólares, tenemos superávit comercial, exportamos más de lo que importamos.
Los fundamentos de la economía son mucho mejores, el campo se descubrió que puede ser más productivo, no hay motivos para que el Gobierno deba tomar una maxidevaluación”, destacó sobre los expectativas futuras del desenvolvimiento de nuestro mercado.


Démosle otra oportunidad a Melconian, veamos lo que pronosticaba para 2013.


El domingo 1 de abril don Melconián decía:

Las consecuencias son claras: por un lado, se reduce el incentivo a desacelerar la suba del gasto público (desde ya los subsidios incluidos). Al tener "permitido" emitir moneda a un ritmo del 35% anual para financiar al fisco, es perfectamente factible que los precios suban al veintipico por ciento anual.
La caída del tipo de cambio real está "a la buena de Dios". Y sigue agrandándose la divergencia entre subas de salarios, tipo de cambio nominal y precios.
A corto plazo, los termómetros serán la evolución del nivel de actividad, la tasa de inflación o la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los distintos dólares. A mediano plazo, la Argentina entró en un retroceso estructural que simultáneamente la aleja más aceleradamente de los países normales en el intento de "alargar la vida útil del programa".


El 26 de abril Melconian decía que "Vamos hacia un deterioro":
"Dije deterioro, no colapso; es como una familia rica venida a menos", aclaró. 


Pero sus advertencias llegaron a un climax cuando el domingo 27 de mayo dijo que la economía argentina estaba “Ante un punto de inflexión”:

La expropiación de YPF sienta un precedente negativo para hundir inversiones en el país.
Bajo esta lógica, estas medidas a nueve años de gobierno no son circunstanciales o anticíclicas para sortear una coyuntura adversa. Ni siquiera una respuesta extraordinaria para enfrentar turbulencias internacionales. Por el contrario, es la decisión oficial de prolongar la vida útil de un programa económico que ya dio todo lo que podía dar. Se trata de puntos de inflexión que alejan a la Argentina del "sentido común" no sólo internacional, sino también regional. La acercan cada vez más a lógicas setentistas y ochentistas.


Y el 14 de agosto aconsejó que  “la argentina tiene que copiar las fórmulas de los vecinos que hicieron las cosas bien. No hay que inventar nada. Hay que tener autoridad política, equipos y programas. No podemos inventar cosas que no existen”


Pero como el gobierno no le hicieron caso, el 2 de noviembre nos anunció "¿Otra desilusión monetaria?"

Hay varias maneras de ver este fenómeno, que le pega al corazón de lo que ha sido el "modelo" económico. La primera, y obvia, es que lo que sale supera a lo que entra, pero además en el esquema implementado desde antes del conflicto con el Banco Central hace dos veranos, se dificultaría el pago de la deuda en dólares que se hace con reservas, ya que le mete presión adicional.
La Argentina es uno de los pocos países del mundo (junto con Egipto, Vietnam y Venezuela) que no pudo subir sus reservas desde 2008.
El puntapié inicial para encaminarse informal y confusamente a un mercado cambiario bajo control ha quedado abierto. Se abre así una caja de Pandora que evolucionará acorde con los resultados.
¿Volverá a comprar dólares "comerciales" el BCRA después del 31 de octubre? ¿Cuánto? ¿Por cuánto tiempo? ¿Cómo se reorganizará el mercado cambiario en el resto de sus componentes? ¿Con cuántos tipos de cambio y en qué valores? ¿Y los depósitos? ¿Y el crédito y la tasa de interés? ¿Y el impacto en el PBI? ¿Y en la inflación? ¿Cómo será la vida ahora?
No hubo ni habrá a partir del "mazazo" del 31 de octubre canales fluidos ni instrumentos para canalizar el ahorro en pesos. Aunque supuestamente "salga bien" (donde no termino de entender bien qué es lo que eso significaría), está claro que ha empezado otro partido en la Argentina.


Sin embargo, la realidad del 2013 dijo que: la economía alcanzó un crecimiento del 5,4 por ciento, cuando el año anterior había crecido el 1,9 por ciento.





Luego de esta goleada que recibió Carlos Melconian, pasemos a ver cómo se desempeñó el otro referente y posible ministro de economía del macrismo, Alfonso Prat Gay, quien también participó del ministerio de Cavallo durante el menemismo (Cavallo, otra coincidencia con Melconian), y además desfiló en varios partidos políticos como candidato, trabajó muchos años en la banca JP Morgan Chase & Co en Londres y fue Presidente del Banco Central en 2002, nombrado por Duhalde.


En 2011, Prat Gay predijo:

Sería milagroso que la inflación baje del 35 por ciento”, afirmó Alfonso Prat Gay a La Nación, el 7 de enero de 2011. 

Sin embargo, no se cumplió su profecía. La mayoría de los economistas, oficialistas u opositores, coincidió en que la inflación al cierre de 2011 no se aceleró respecto de 2010 e inclusive algunos dicen que disminuyó levemente. ¿Se habrá producido un milagro...'


Alfonso Prat Gay sostenía en 2012 que el precio de la soja entraba en una peligrosa curva descendente al cuestionar el precio promedio de 484 dólares definido por el gobierno.

¿Qué pasó en realidad con el precio de la soja?
La soja llegó a acumular un alza de casi 60% desde el 9 de diciembre de 2011, cuando había tocado un mínimo de 406,7 dólares en la plaza de Chicago.


Asimismo, otro ex presidente del Banco Central Alfonso Prat Gay, estimó apenas comenzó el corriente año que “en el mejor escenario para el Gobierno, 2013 se va a parecer a 2012. Se agotó un modelo".


Sin embargo, como hemos visto, la realidad del 2013 dijo que la economía en 2013 alcanzó un crecimiento del 5,4%.


Démosle a él también otra oportunidad. Pasemos a sus predicciones para 2014.

Este fue el año de la negociación de Axel Kicillof con el Club de Paris. La negociación fue, como ya sabemos, altamente exitosa, y contrariamente a lo que se suponía, no tuvo intervención del FMI, pero veamos lo que decían los expertos del macrismo o Cambiemos sobre "lo que iba a pasar":

22 de enero de 2014
El ex titular del Banco Central y dirigente de UNEN, Alfonso Prat Gay, criticó hoy al ministro de Economía, Axel Kicillof (...) y opinó que en la conferencia de ayer, brindada por el ministro de Economía, no se dijo nada: "Kicillof se tomó un avión a París para explicarle al Club de París que tienen una buena idea de cómo devolverle la plata. Es un escándalo. En la conferencia de prensa de ayer no dijo nada".
Sumó a las críticas que Kicillof "empieza a negociar sin saber cuánto se debe; se tomó un avión, arma una conferencia de prensa para anunciar lo que no se hizo, se gastó una semana en China y nadie sabe para qué. Hace un año y medio que se viene equivocando".



14 de abril de 2014
Alfonso Prat-Gay: "El Gobierno está con el ánimo de pasar la gorra".
El ex titular del Banco Central se refirió a la participación del ministro de Economía, Axel Kicillof, en la asamblea del FMI: "Lo único que conservó de su discurso fue no ponerse la corbata", aseguró.
El titular del Palacio de Hacienda cuestionó días atrás la "mala evaluación de cifras" de la Argentina por parte del FMI y rechazó que el organismo supervise la negociación con el Club de París , como pidieron los países acreedores.
"No hay antecedentes de un acuerdo con el Club de París sin supervisión del FMI. En su enorme ignorancia de cómo funcionan los mercados, le hicieron creer a Cristina que tras el acuerdo va a fluir dinero hacia el país", apuntó Prat-Gay.


Otro caso en que la realidad económica argentina le gana por goleada a un referente económico y posible ministro de economía del macrismo.
Para finalizar con este test de confiabilidad de quienes afirman que una devaluación de 50 ó 60% que ellos mismos producirían en Argentina no generaría una alta inflación y caída del consumo popular, veamos lo que uno de los referentes decía en las vísperas del estallido del neoliberalismo (algo que todos conocemos muy bien) en 2001:


"Todo está para un boom. Están dadas las condiciones para esperar una fuerte recuperación. Hay una autorrepresión de consumo nunca vista, que pronto acabará."
Carlos Melconián. Ámbito Financiero, 12 de enero 2001.





Si algo queda en claro después de esta prueba de confiabilidad es que quienes nos aseguran, juran y perjuran que la gran devaluación que prometen hacer en caso de gobernar el país no traerá una enorma inflación y por lo tanto un gran deterioro de los salarios NO son confiables en absoluto en materia de predecir lo que sucederá en materia económica. Salvo que utilicemos nuestra Teoría Basurera sobre los Pronósticos Económicos Mediáticos que detallamos aquí.


Entonces, ¿Vos le comprarías un auto usado al dream team del macrismo "Melconian, Prat Gay" o su padrino Domingo Cavallo? ¿Y le confiarías tu salario y tu trabajo a ellos? Entonces, ¿por qué creerle a alguien que no la pega nunca? (O peor, alguien que miente, oculta por razones inconfesables.) La respuesta es: por desconocimiento. Pero ahora ya sabemos que en materia de anunciar o pronosticar el comportamiento de la economía argentina, ambos referentes del macrismo no pegan una.
Por algo será que el famoso ex ministro de economía Domingo Cavallo elogia y apoya a los economistas macristas y su plan económico, como señalamos aquí y, en cambio, son criticados incluso por economistas los opositores al kirchnerismo, como mostramos aquí



Y además, que el macrismo no dice la verdad sobre las consecuencias de esa afirmación de campaña queda demostrado por lo que ya está sucediendo actualmente con algunos productos de la canasta familiar, hoy a un mes de la posible asunción de Macri como presidente. Veamos:

“Combo explosivo en la mesa de los argentinos”
Según especialistas y productores, la combinación de apertura comercial, devaluación y eliminación de retenciones al maíz daría por resultado la escasez de carne para el mercado interno y un inusitado salto en el precio.
La promesa de una apertura irrestricta de las exportaciones de carne vacuna en un eventual gobierno de Mauricio Macri, sumado a una también anunciada megadevaluación, y la eliminación de retenciones al maíz, insumo básico para la producción de cerdos y aves, representa un combo explosivo para el bolsillo de los consumidores. El especialista en carne de la Federación Agraria, Mariano Bondone, sostuvo a este diario que la combinación de estas políticas dispararían el precio de la carne al consumidor entre un 100 y un 150 por ciento.
El representante de la Asociación de Propietarios de Carnicerías, Alberto Williams, indicó a este diario que a partir de las promesas realizadas por el PRO, los empresarios del sector ya aplicaron en el último mes aumentos preventivos en los distintos cortes.
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El efecto Macri llegó al pan.
Los panaderos afirman que los molinos restringieron las ventas de harina porque especulan con que un eventual gobierno de Macri elimine las retenciones y devalúe la moneda. Debido a la escasez, los precios ya empezaron a subir.
Gerardo Di Cosco, de la Asociación de Industriales Panaderos y Afines de Rosario, explicó la situación. “La semana pasada estuvimos en Buenos Aires reunidos con las autoridades de la Federación Molinera. Nos dijeron que esperaban una rebaja de retenciones y que iban a trasladarla al precio de la harina, aunque teóricamente eso iba a acontecer a partir del 10 de diciembre. Pero estos muchachos se adelantaron y en una semana aumentaron un 30 por ciento la bolsa de harina. En algunas zonas ni siquiera entregaban harina. Encima se sumó el anuncio de devaluación por parte de los economistas de Macri”, indicó.
La devaluación del peso incrementa no sólo el precio interno de los bienes de consumo final, insumos y maquinarias importadas sino también de las mercancías que además de ser exportadas se venden en el mercado local. Si el dólar oficial subiera, por ejemplo, de 9,50 a 15 pesos, el ingreso en pesos de un exportador se vería incrementado en casi un 60 por ciento. 
Son todos aumentos por las dudas, y ahora los precios no bajan más. Los grandes molinos, que son tres o cuatro, han ido comprando el trigo a valores que eran la mitad de lo que son ahora. Suben los precios por si el dólar llega a tocar los 15 o 16 pesos, no les importa nada la gente. Hace diez días la bolsa de 50 kilos de harina estaba en 160 pesos, hoy se vende a 210 pesos y podría llegar a 300 pesos si se aplican las medidas que propone Macri. Por las mismas razones también subieron las grasas y margarinas un 35 por ciento, y no hay ninguna razón real para explicarlo, es todo por las dudas”, agregó Di Cosco. “En Rosario y zonas de influencia les sugerimos a todos los panaderos que sean prudentes, pero ya subieron los precios entre un 10 y 12 por ciento”, admitió el dirigente.
Nota completa




Por lo tanto, ante la alternativa de una megadevaluación como la anunciada por Macri, ya sabemos que repercutirá dramaticamente en los precios y, por lo tanto en los salarios. Como siempre ha pasado en Argentina, durante el Rodrigazo de 1975, durante la hiper de Alfonsín en 1989, durante la hiper de Menem a princípios de su gobierno. Entonces, quien vota a Macri sabe que su salario se derrumbará al ritmo de la devaluación, que comprará mucho menos que hoy con el mismo dinero. Y, para peor, con la quita de los subsidios a las tarifas que anuncia el macrismo o Cambiemos, reducirá aún más su salario o jubilación, y eso repercutirá en el consumo y finalmente en el empleo, con aumento de la pobreza y demás consecuencias bien conocidas por nosotros. Por eso, quien vota este ajuste económico, esta vez no lo hará engañado. Será consentido...




Pero para que no todas sean pálidas, aquí ofrecemos una explicación más amena, casi cómica del problema de una megadevaluación y sus consecuencias en nuestra economía, para que pensemos la decisión que tenemos que tomar el próximo 22/11/15 con una sonrisa en los labios:




Fuentes utilizadas para extractar las predicciones:

Una regresión a los 80

Juntar dólares es la madre del borrego 

Carlos Melconian: "Cambiar la Carta Orgánica del BCRA es un retroceso"

Melconian prendió la alarma y habló de estanflación

Melconian: “Si se sigue pisando la importación vamos a una recesión”

FMI: el país tiene poco margen para enfrentar la crisis

Melconian: "Es ridículo que después de 8 o 9 años a tasas chinas estemos mirando si llueve"

¿Existe un plan maestro?

Melconian: "Vamos hacia un deterioro

Ante un punto de inflexión

“Tenemos que copiar las fórmulas que aplicaron nuestros vecinos”

¿Otra desilusión monetaria?

Alfonso Prat Gay: "Kicillof hace un año y medio que se equivoca"

Alfonso Prat-Gay: "El Gobierno está con el ánimo de pasar la gorra"

Aquí están, estos son los gurúes o pronosticadores económicos más confiables…

Sobre "gurúes" y pronosticadores de la economía y una teoría para aprovechar sus errores anuales.


Más datos sobre el referente económico del macrismo, Carlos Melconian en:

Premio "Manochanta de Oro 2012"


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